jueves, 1 de noviembre de 2012

La comunicación virtual como una construcción social y sus implicaciones en las formas de vida y las costumbres





Los investigadores coinciden en que en los países industrializados ver la TV, el medio de comunicación por excelencia, se ha convertido en la segunda actividad a la que más tiempo dedican los niños y niñas y los jóvenes después del dormir. Según un estudio del Consejo de Europa, los jóvenes europeos pasan una media de 25 horas semanales delante de la TV, o sea que le dedican un mes y medio cada año. Además, en diferentes estudios europeos se subraya el hecho de que los chicos y chicas miran en la TV todo tipo de programación, la misma que sus padres y madres. Este punto es de vital importancia en el análisis de los jóvenes y la TV. En base a los datos obtenidos en la investigación subvencionada por el Consorci de l'Institut d'Infància i Món Urbà, bajo el título La influencia de las tecnologías de la información y comunicación en la vida de los chicos y chicas de 12 a 16 años, llevada a cabo por tres equipos de investigación, de la Universidad de Barcelona y la Universidad de Gerona, constatamos que las tecnologías audiovisuales, los multimedia, los programas de TV y otras tecnologías influyen en la vida cotidiana de los jóvenes, en sus estilos de vida, en el uso que hacen de su tiempo libre e, incluso, en las formas como se relacionan y comunican con los otros. 
También estimulan las capacidades -cognitiva, emocional, sensitiva, creativa- a través del uso de nuevas posibilidades: interactividad, realidad virtual, etc. Las llamadas tecnologías de las pantallas pueden ser utilizadas potencialmente para estimular, promocionar y experimentar de forma práctica los valores importantes en el entendimiento y la cooperación internacional: paz, tolerancia, democracia, respeto a la diversidad, etc. Pero, por desgracia, también es claramente reconocido que pueden estimular contravalores. Por otra parte, es obvio que han aparecido nuevas oportunidades que no siempre se aprovechan al máximo. Las Nuevas Tecnologías (NT), y particularmente las Nuevas Tecnologíasde la Información y la Comunicación (NTICs) nos ofrecen herramientas poderosas para mejorar nuestra forma de vivir. Algunos autores europeos recientemente han subrayado que algunas de estas herramientas nos permiten establecer nuevas formas de relacionarnos. Recientes investigaciones han explorado como adultos y niños -en particular los padres y sus hijos- se comunican entre ellos en referencia a la TV o a las NTICs. A pesar de que las actividades con los medios acostumbran a ser altamente motivadoras para la juventud, los resultados de los análisis muestran que a menudo no existe comunicación sobre estos temas por distintas razones: miedos, desinformaciones y sentimientos de incompetencia por parte de los adultos (Casas, 1998). También pasa con frecuencia que esta comunicación con los adultos resulta ser muy poco satisfactoria para los jóvenes (Casas & Figuer, 1999). 

Además, parece ser que el papel socializador que pueden jugar las relaciones entre iguales no se tiene suficientemente en cuenta.. Suess y ot. (1998) en una investigación llevada a cabo en diferentes países europeos encontraron que, en general, el uso de los medios por parte de los chicos y chicas no substituye la comunicación e interacción con los amigos y amigas. Cuando están con los amigos, prefieren jugar o conversar antes que utilizar cualquiera de los medios. También prefieren la compañía de un amigo o amiga a la de los medios. Estos autores apuntan que la influencia de las nuevas tecnologías se da a través de las relaciones con los compañeros de la misma edad. Entre ellos Alsinet (2000) destaca algunos estudios. Cuando se habla de satisfacción vital, es necesario considerar que, a lo largo de los procesos de maduración y aprendizaje, el niño y el adolescente van construyendo una manera de estar en el mundo, un concepto de sí mismo, un conocimiento de aquello que le rodea, una confianza en sus posibilidades de transformar el entorno y la manera de relacionarse con los demás. En estos procesos se adquieren conocimientos, formas y maneras de hacer, actitudes y valores. Fijaremos nuestra atención en este último tipo de aprendizaje, el aprendizaje de valores. Este último aspecto, las distintas interpretaciones, perspectivas y teorías que explican el desarrollo moral y los procesos de aprendizaje que conforman la personalidad afirman que, como seres morales, nos formamos, bien porque aprendemos valores y rehusamos contravalores, bien porque construimos nuestros valores, o por las dos razones a la vez.

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